La música (Poema)
- santiagoloust
- 6 jul 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 sept 2019
Hace casi 2600 años Pitágoras entendía la música como un elemento estructural del cosmos. Los pitagóricos fantaseaban que si en la Tierra los movimientos de los cuerpos producen sonidos, entonces el Sol, la Luna y todas las estrellas moviéndose a enormes velocidades, deben producir una música: la música del universo.
Para Platón, “la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.”
Más acá en el tiempo, en una entrevista, Spinetta dijo que la música “es una de las pocas cosas que no podemos usar para destruir”.
Anticipándose a los debates actuales de la Ciudad de Buenos Aires, William Shakespeare, afirmó que “El hombre a quien no conmueve el acorde de los sonidos armoniosos, es capaz de toda clase de traiciones, estratagemas y depravaciones.”
Como si me conociera, Kurt Cobain, afirmó que “todos los escritores que conozco preferirían ser músicos”.
Metafísicamente hablando para Schopenhauer entonces “el mundo no es sino música hecha realidad.” Mientras que para el filósofo contemporáneo Rodriguez Larreta, la música es un ruido molesto. Y los músicos unos delincuentes, que hay que meter en cana.
Y yo te digo Horacio, Horacito: La música, el arte, la poesía estaban ahí
con esa actitud milenariamente callejera. Después, mucho después llegó la calle y se sentó a escuchar.
Volviendo al pitagórico flaco Spinetta, en la misma entrevista, dijo que la música está, que siempre está, que hasta cuando se hace silencio la música está,
aunque nosotros no la escuchemos, dijo el flaco,
que las hojas de los árboles con el viento
que hasta los latidos de nuestro propio cuerpo
son arte.
¿La escuchan?
ese ruido molesto que producimos los seres vivientes
el propio cuerpo como instrumento
la alegría y desahogo que eso provoca.
¿Qué van a hacer con eso?
Porque la calle y el arte
sirven para lo mismo
nos conectan.

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